– Mamá, Navidad y Halloween son enemigos.
– ¿Por qué?
– Porque Navidad es el cumpleaños de Jesús y Halloween es el cumpleaños del Diablo. Es como el agua y el fuego. (Anna,9)
¡Qué alivio y qué alegría me dió escuchar ésto! Porque llevo muchas “Noches de Brujas” viendo cómo ir contra la corriente del “dulce o truco”, sin lograrlo del todo y frustrándome completamente… Es muy difícil decirles a tus hijos que no salgan a la calle cuando el barrio entero está de fiesta, disfrazado y comiendo caramelos. Lamentablemente uno cae en el “pues si no puedes vencerlos, únete”, ¿verdad? Sí, como yo. Aunque sea aclarándoles que es tan sólo un rato durante tan sólo un día para disfrazarse (¡y lindos, por favor!) – y para juntar caries y dolores de panza- y eso sí que es de temer.
Por eso he decidido redefinir el “dulce o truco” a nuestro favor y como un ejercicio para la vida misma. Nuestros hijos no siempre se moverán en ámbitos con los mismos valores. Tendrán que saber estar donde son distintos y saber mantener lo que piensan, creen y sienten en lugares y con compañías que los desafiarán, cuestionarán, incomodarán y hasta provocarán.
Si los dejo encerrados en casa, aparatados del pulso del calendario, creo que los debilito. Si arriesgo a que se sumen es porque pretendo fortalecerlos. Lo que con tanto empeño, esfuerzo y, sobre todo, amor les inculco 24-7 los 365 días del año, no se puede borrar ni olvidar por recorrer el barrio con amigos y reclamar dulces una tarde. Si eso ocurre, algo mal estoy haciendo yo mañana, tarde y noche.
Es justamente cuando la corriente viene en contra que creo que no debo cerrar ni los ojos ni las puertas. Entonces prefiero aprovechar la oportunidad como un ejercicio de fortalecimiento personal y familiar. Lo que creemos firmemente, por lo que luchamos y educamos todos los días del año, jamás lo podrá tapar ni ocultar un disfraz.
A diario me esfuerzo por criar y educar pequeñas grandes personas que sean transparentes y genuinas en su sentir, claras y auténticas en su pensar, lúcidas y alegres en su actuar y así sepan iluminar sus propias vidas y las de los demás. Una tarde de una fiesta oscura a mí y a mi familia no nos van a apagar, engañar y, menos aún, cambiar. Una fecha en el calendario no nos vencerá. Al contrario, la vamos a aprovechar para fortalecer y reafirmar nuestros mejores valores.
Además, para mí, entre la Luz y la Oscuridad está clarísimo: ¿O acaso alguien conoce a algún niño que le tenga miedo al día? Entre la Luz y la Oscuridad, no hay mucho que pensar. Por eso mejor: ¡Pues, ya! hagámosle frente al Halloween y hagámonos fuerte ante esta realidad y adversidad. Y desde hoy mismo y con tiempo empecemos a prepararnos e ilusionarnos con la Luz de la Navidad.